Y fueron noticia cuando les apalearon. Esa es la principal conclusión a la que llegamos varios periodistas del sector agroalimentario cuando comentamos por qué, esta vez, las manifestaciones y protestas de los agricultores se han hecho un hueco en la enrevesada actualidad informativa.

La agenda de movilizaciones se presentó a mediados de enero, comenzando el pasado martes 28 en Zaragoza, Vitoria y Santiago de Compostela. Una de las principales radios de la capital de Aragón intentó “vender” la protesta de los agricultores maños a Madrid, sin mucho éxito. Algo que no ocurrió al día siguiente, cuando en Don Benito (Badajoz) varios manifestantes [las organizaciones convocantes niegan que fueran agricultores] fueran golpeados por la policía, causando imágenes de impacto que en poco tiempo corrieron como la pólvora entre los medios de comunicación.

La tormenta informativa perfecta

Si a dichas imágenes impactantes, le añadimos:

– algunos memes difudidos por whatssap que comparaban la actuación de la policía de Extremadura con la de los Mossos de Esquadra en diferentes incidentes en Cataluña;

– las quejas de los agricultores por el incremento de los costes de producción, incluído el polémico aumento del Salario Mínimo Interprofesional que tanta controversia política sigue generando;

– el discurso de la España vaciada tan en boga desde hace meses;

– las declaraciones del presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, en contra de dicho SMI, o las polémicas palabras del secretario general de UGT, José María Álvarez.

Con todos estos mimbres, las manifestaciones de los agricultores encajan a la perfección dentro de un puzzle informativo que da mucho de sí, no sólo como noticia, sino como hecho opinable para tertulias radiofónicas, debates televisivos, artículos de análisis y reportajes.

En esta ocasión, la unidad de acción de las tres principales organizaciones profesionales agrarias, ASAJA, COAG y UPA han conseguido que los agricultores mantengan la notoriedad informativa durante varios días. «El gran reto es conseguir que, en un contexto saturado de información y entretenimiento, se escuche el relato de los agricultores y ganaderos», consiera el responsable de comunicación de COAG, Rubén Villanueva. Así es, ¡objetivo conseguido! ¡Enhorabuena!

Desde el pasado 29 de enero, son casi innumerables las noticias, reportajes, entrevistas, artículos de análisis y de opinión que han acercado a los ciudadanos los problemas que los agricultores sufren desde hace más de una década: los bajos precios de venta y los altos costes de producción. Lo que para agricultores, periodistas y las diferentes administraciones de Agricultura es el pan nuestro de cada día, es toda una novedad para los informadores nacionales y el público en general.

Los problemas de los agricultores ya han entrado hasta la cocina de los hogares de los españoles, (y eso que les llenan la nevera y son quienes permiten comer al menos tres veces al día), no sólo por la unidad de acción de las tres organizaciones profesionales agrarias convocantes [que anteriormente ya se unieron en otras tantas manifestaciones e incluso contaron con el respaldo de Cooperativas Agroalimentarias de España], sino a que por primera vez en mucho tiempo se ha dado la tormenta informativa perfecta para convertirse en primer titular de actualidad durante varios días.

Gestión del éxito

A los periodistas nos han enseñado a ponernos de parte del débil, y por ello siempre sucumbimos a informar sobre protestas o manifestaciones. Pero ojo, el éxito informativo cosechado hay que saberlo gestionar adecuadamente, porque habiendo alcanzado la cumbre de la actualidad, hay que intentar que ni se disuelva y se convierta en anécdota, ni se piense que hay que seguir en el candelero a base de contínuas manifestaciones.

Ahora que por fin se ha abierto el melón de la sensibilidad de los medios generalistas a los asuntos del agro y que los ciudadanos han enfocado su mirada hacia los productores de alimentos, las organizaciones agrarias deberán tejer estrategias de comunicación para seguir suministrando historias, informaciones y contenidos que alimenten ese interés suscitado. Y al mismo tiempo, dichos colectivos tendrán que entender que ese foco informativo se puede convertir en lupa que aumente a la sociedad, no sólo los problemas que le interesa destapar al sector agrario, sino también de aquellos otros asuntos que se les pueden volver en contra.

Escrito por Elisa Plumed

Periodista especializada en agricultura y alimentación.

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